Pasaron algunos minutos antes de tomar la decisión. Se dirigió hacia el señalado rincón, enfundó su arma y dejó la habitación sin cerrar la puerta. Segundos después dejaba el hotel caminando sin volver la mirada.
Al llegar a la primera esquina, alzó la vista y lo que parecía un día soleado, no era tal.
Al llegar a la primera esquina, alzó la vista y lo que parecía un día soleado, no era tal.