-Buenas noches querida…
-¿Quién es usted, señor?
-El Diablo.
-¿Hice algo malo?
-Oh no, querida, todo lo contrario.
-¿Por qué estamos aquí entonces?
-Digamos que, tenía ganas de verte.
-No tengo tiempo para atenderle señor.
-Tiempo?, no importa, tengo todo el tiempo del mundo para esperar por tí.
-¿Qué quiere usted de mí, Sr. Diablo?.
-No, por favor, tanta formalidad me incomoda.
-Que quiere de mí, le repito.
-Nada que uses ni que vayas a echar de menos.
-¿Mi alma?
-Ja!, deformación propia de la televisión.
-No entiendo.
-Tu alma, Verónica, es mía desde antes que fuera tuya.
-Entonces...
-No te asustes, vengo a reclamar algo que estás regalando y que no es correspondido.
-¿Quién es usted, señor?
-El Diablo.
-¿Hice algo malo?
-Oh no, querida, todo lo contrario.
-¿Por qué estamos aquí entonces?
-Digamos que, tenía ganas de verte.
-No tengo tiempo para atenderle señor.
-Tiempo?, no importa, tengo todo el tiempo del mundo para esperar por tí.
-¿Qué quiere usted de mí, Sr. Diablo?.
-No, por favor, tanta formalidad me incomoda.
-Que quiere de mí, le repito.
-Nada que uses ni que vayas a echar de menos.
-¿Mi alma?
-Ja!, deformación propia de la televisión.
-No entiendo.
-Tu alma, Verónica, es mía desde antes que fuera tuya.
-Entonces...
-No te asustes, vengo a reclamar algo que estás regalando y que no es correspondido.